Eres más consciente de ti mismo: lo que piensas, lo que sientes y cómo actúas.

Sostienes mayormente una actitud de compasión hacia ti mismo y hacia los demás.

Percibes con mayor apertura las necesidades del entorno: familia, amigos, compañeros de trabajo o de estudios, líderes, clientes, etc y por tanto generas relaciones más sanas con ellos.

Te sientes listo para seguir aprendiendo en distintos ámbitos de tu vida.

Mejoras tu atención, autogestión y eficiencia.

Estableces prioridades con mayor facilidad y claridad.

Incrementas tu equilibrio y regulación emocional.

Puedes gestionar y reducir tus niveles de estrés, ansiedad y pensamientos negativos.

Tienes más confianza en ti y en los demás y con ello tomas decisiones asertivas.

Eres más paciente, flexible y resiliente.

En general, te sientes más satisfecho con tu vida.